Ir al contenido

¿Por qué mi hijo no rinde en el colegio?

10 RAZONES QUE PUEDEN INFLUIR EN EL BAJO DESEMPEÑO ESCOLAR DE TU HIJO

¿Por qué mi hijo no rinde en el colegio?

10 Razones que pueden influir en el bajo de desempeño escolar de tu hijo.

El bajo desempeño escolar, un problema multicausal

Escrito por Adriana Arango G.

Ser maestro te permite vivir una infinidad de experiencias gratas y no tan gratas como uno quisiera.  Es muy emocionante ver familias felices por los avances y aprendizajes de sus hijos, pero es muy triste y decepcionante ver como  parejas se van destruyendo, poco a poco, por el bajo rendimiento escolar de sus hijos; y es que no es para menos si tenemos en cuenta las implicaciones que tiene a nivel personal, familiar, institucional, social, emocional y económico un fracaso escolar. No entendía como un proceso tan noble como lo es La Educación, podía llegar a generar tanto caos en las relaciones familiares y por qué era tan difícil descubrir las razones reales del bajo desempeño escolar de un estudiante.

En aquella época, no era consciente de las consecuencias que podían tener mis apreciaciones o juicios que, como maestra, en muchas ocasiones hice a priori, para tratar de justificar el por qué un estudiante no avanzaba de manera significativa en sus aprendizajes. Era muy fácil decir que simplemente era un estudiante perezoso o posiblemente había que realizar análisis para hacer un diagnóstico clínico relacionado con tantos síndromes que hoy se manejan en el ámbito educativo, psicológico y psiquiátrico.

Después de muchos años de experiencia en este contexto, mi reflexión pedagógica me ha llevado a entender que el bajo desempeño escolar de cualquier estudiante puede estar generado por una o múltiples razones y cómo profesionales de la educación, deberíamos ir evaluándolas una a una, en un orden lógico y coherente de acuerdo con la historia de vida de cada uno de nuestros estudiantes.

Es en este marco, que me gustaría compartir algunos aspectos claves que podrían ayudarnos a diagnosticar el bajo desempeño escolar de un estudiante, aclarando que es esencial conocer el contexto en el que vive y su historia de vida, aspectos fundamentales para definir la ruta con la podemos hacer la evaluación. Además, vale aclarar que cada uno de estos aspectos deberían convertirse en una reflexión más profunda, por lo que dejó al menos algunas referencias bibliográficas para que quien esté interesado pueda ahondar sobre el tema.


La primera o externa, es la que ejercen los maestros, los padres de familia, los amigos cuando de manera acertada o desacertada buscan estrategias o comentarios que lo invitan a aprender y en este contexto, el estudiante asume el aprendizaje como un medio para lograr beneficios o evitar incomodidades; Por su parte, la motivación intrínseca o subjetiva, nace del propio sujeto. Esta motivación es la que tiene como propósito experimentar la autorrealización por el logro de una meta, movido especialmente por la curiosidad y el descubrimiento de lo nuevo. Los estudiantes internamente motivados asumen el aprendizaje en sí mismo como una finalidad, como bien lo expresa (Jackeline, 2016).

La verdad es que no es fácil aceptar cuando la motivación intrínseca de un estudiante no florece y ver cómo los papás desesperados buscan por todos los medios que su hijo se interese por estudiar. Para mí, este es quizás el factor más importante que como padres y maestros debemos tener en cuenta al momento de querer ayudar a un estudiante en su proceso académico.

2. La empatía con sus profesores del colegio

Este sí que es un aspecto bien común para que un estudiante empiece a mostrar dificultades académicas. Es fácil de identificar porque generalmente el bajo desempeño académico se manifiesta específicamente en la asignatura de ese profesor y seguramente en años anteriores no se habían presentado dificultades en la misma asignatura. Hay investigaciones como el estudio finlandés, Primeros Pasos, actualmente en curso en la Universidad de Finlandia Oriental, la Universidad de Jyväskylä y la Universidad de Turku, todas de Finlandia, en los que se ha demostrado que los maestros empáticos mejoran la motivación y las habilidades académicas de los niños, como la lectura, la escritura y las habilidades aritméticas. Un ambiente positivo creado por el profesor también salvaguarda y aumenta la motivación de los niños y jóvenes para el aprendizaje (Universidad de Finlandia Oriental/T21, 2015) .

Sin embargo, como este es un factor externo que no lo podemos controlar, debemos como padres de familia, saber orientar estas situaciones de manera muy asertiva y aprovecharlas como una buena oportunidad para que los hijos aprendan a manejar estos momentos a través de la inteligencia emocional e interpersonal, de tal manera que no sean ellos los que salgan perjudicados.

3. Las situaciones emocionales

En la vida cotidiana de un estudiante múltiples situaciones pueden estar ocurriendo y sin querer podrían estar afectando su aprendizaje. Eventos familiares como muertes de seres queridos (incluidas las mascotas), separaciones de padres, cambios de vivienda o ciudad, enfermedades, secuestros, fracasos económicos; y eventos personales como relaciones amorosas, identidad sexual, drogadicción, bullying, adicciones a videojuegos, entre otros, generan sentimientos y emociones que pueden llegar a afectar el aprendizaje y por ende el desempeño escolar. De acuerdo con (Sánchez, 2015) , las emociones interfieren en el aprendizaje, la memoria y algunas de sus dimensiones (atención, percepción y pensamiento).

Es muy importante hacer intervenciones oportunas cuando evidenciamos en nuestros hijos un bajo desempeño académico por alguna afectación emocional. Muchas veces pensamos que son cosas pasajeras que superará rápidamente y cuándo nos damos cuenta, su proceso académico ya se ha deteriorado significativamente.

 

4. Las horas de sueño

Los elementos tecnológicos son quizá los principales causantes de que los estudiantes hayan disminuido significativamente sus horas de sueño en esta época. Para nadie es un misterio las discusiones que permanentemente se generan entre padres e hijos porque se quedan hasta altas horas de la noche “prendidos” de sus computadores, tabletas o celulares, bien sea en sus redes sociales o viendo series en plataformas virtuales o practicando video juegos. Existen estudios que han demostrado que la falta de horas de sueño puede afectar de manera significativa el aprendizaje, como bien lo indica la investigación desde las neurociencias de ( (Mendoza, 2017) : Un estudio realizado en adolescentes muestra una conexión entre la pérdida de sueño y el rendimiento en la memoria de trabajo (Aguilar et al., 2012). Esto se debe a que los adolescentes tienen una cantidad insuficiente de sueño que se traduce en su habilidad para codificar, almacenar y recuperar información (Gradiar, Terrilll, Jhonston, y Douglas, 2008).

Aunque es bien difícil llegar a acuerdos con los hijos sobre el uso adecuado de estos artefactos, es necesario buscar estrategias para regular el uso de la tecnología y ponerle límites a la hora de ir a dormir. Igualmente, es esencial que como adultos demos testimonio apagando tv, celulares y cualquier otro aparato que pueda interferir en nuestras horas de sueño.

5. La desnutrición o los malos hábitos alimenticios

Para ninguno es desconocido la importancia de que todo ser humano esté bien nutrido, máxime si está en la etapa escolar. Generalmente, una de las principales preocupaciones de los papás es que nuestros hijos se estén alimentando bien y es una de las prioridades que tenemos dentro del acompañamiento que les hacemos. En nuestro contexto, podríamos pensar fácilmente que la desnutrición como tal no es la razón del bajo rendimiento de nuestros hijos, pero no podemos dejar a un lado que sí lo puede estar afectando los malos hábitos alimenticios. Recordemos que son casi 8 horas las que pasan en el colegio, donde no tenemos control de los alimentos que están consumiendo; además de los casos de niños o adolescentes que no han adquirido buenos hábitos alimenticios en la misma casa.

Los estudios reseñados sobre la relación entre la nutrición y el aprendizaje, entre ellas las de la Unesco, indican en su mayoría, que el estado nutricional del alumno es una variable que condiciona en parte los resultados escolares. El niño desnutrido, el anémico o el que va a la escuela sin haber desayunado no tiene en el aula el comportamiento más propicio al aprendizaje (Pollitt, 1984) .

6. La lectura y la escritura

Estos dos procesos que las profesoras del preescolar y de los primeros años de la básica primaria han fortalecido en los estudiantes con gran esmero, se convierten en herramientas esenciales para el resto de los aprendizajes. Ahora bien, con tristeza lo digo, en este sistema educativo, el aprender a leer y escribir es básico para los primeros grados, pero luego parece desentenderse de estos procesos, para dedicarse a los contenidos.  Es necesario trascender en el colegio,  a dos procesos aún más importantes: la comprensión lectora y la producción textual. Es sencillo entender que si un estudiante no entiende lo que lee y no es capaz de plasmar sus ideas en un texto escrito, difícilmente podrá responder al sistema evaluativo que todas las instituciones educativas tienen y por ende su desempeño académico se verá afectado.

Leer, escribir, comprender y ser capaz de producir un texto, son procesos que van mucho más allá. Estoy de acuerdo con (Correa, 2013), investigadora en psicología, cognición y cultura, cuando en la conferencia dictada en un colegio de Antioquia, sobre Lectura Comprensiva, le da incluso una mayor trascendencia a estos procesos diciendo: “La lectura y la escritura son dos dominios del conocimiento del hombre que no son solo las herramientas por las que se accede a diferentes campos del saber: biología, geografía o historia para citar solo algunos. Por el contrario, se aprende a leer para tener acceso a nuevas cosmovisiones y a nuevas significaciones del mundo y de sí mismo”.

7. Los estilos de aprendizaje

Siendo tan común hablar de los diferentes estilos de aprendizaje del ser humano, se vuelve un factor difícil de manejar en las aulas de clase, especialmente, en los colegios donde el número de estudiantes es relativamente alto por grupo. Si somos realistas, no es sencillo para un maestro, primero identificar el estilo de aprendizaje de cada uno de sus estudiantes, y suponiendo que logre hacerlo, es más complicado aún, que diseñe actividades y estrategias personalizadas y diferenciadas, acorde con las necesidades de cada uno. No nos digamos mentiras, en un sistema educativo como el nuestro, escasamente logramos llevar la educación de una manera masiva y colectiva, sin importar las diferencias y los ritmos de aprendizaje de cada estudiante.

Es importante que, como padres de familia, estemos atentos y observemos cuáles son los tipos de actividades académicas que más les gustan a nuestros hijos y en cuáles se concentra mejor. Ir identificando si les gusta más lo visual o lo auditivo. Si le gusta reflexionar o es más pragmático. Si prefiere ser el observador o el actor de las actividades. De acuerdo con estas observaciones, la selección del colegio es clave para el éxito escolar de nuestros hijos.

8. Los hábitos y métodos de estudio

Mucho más que la misma inteligencia o los niveles de memoria, los hábitos de estudio son las más potentes herramientas para asegurar el éxito académico. Sin embargo, lograrlo no es tarea sencilla y sin discusión, requiere de la participación oportuna y asertiva de los padres de familia. Para generar hábitos de estudio es necesario primero crear rutinas de estudio y son precisamente los padres quienes deben concertar las normas con sus hijos para definirlas y cumplirlas. Recordemos que una rutina se diferencia de un hábito en la medida en que en la primera se requiere la presencia de un adulto para recordarla, mientras que, en la segunda, ya la persona es autónoma y libremente asume la responsabilidad.

Ahora bien, no basta con haber creado un hábito de estudio, es muy importante encontrar el método de estudio que le asegure un aprendizaje efectivo y eficiente. Estos métodos están íntimamente asociados con los estilos de aprendizaje de los que hablamos en el ítem anterior.

9. Los trastornos del aprendizaje

Antes de definir estos tipos de trastornos, es importante que como padres y maestros entendamos que el ritmo de aprendizaje de cada estudiante es diferente por lo que podemos encontrar los “brillantes” que aprenden rápidamente, los “normales” que aprenden al ritmo esperados, los “lentos” que aprenden con mayor dificultad pero que con un mínimo esfuerzo/tiempo suplementarios llegan a superar los problemas y finalmente los estudiantes con “TA” (trastorno de aprendizaje). Estos últimos son pacientes que presentan problemas persistentes y graves para asimilar determinados conceptos académicos.

La definición más utilizada de trastorno del aprendizaje es la incapacidad persistente, inesperada y específica para adquirir de forma eficiente determinadas habilidades académicas (ya sea lectura, escritura, cálculo, dibujo, etc.), y que ocurren a pesar de que el niño tenga una inteligencia normal, siga una escolarización adecuada y su entorno socio-cultural sea favorable, (Diéguez, 2010) . Ahora bien, el problema de déficit cognitivo no está incluido en los trastornos de aprendizaje, por lo que lo dejaré como último ítem.

Me gustaría extenderme un poco más en estos tipos de trastornos por las inquietudes que como padres de familia nos genera este tema, sin embargo, aclaro, solo me acercaré a una breve definición y las principales características de algunos de ellos.

Dislexia

Entre el 5 al 10% de los niños la tienen. Se define como dificultad para leer. Cuando los niños están aprendiendo a leer y a escribir en el jardín infantil y en primer grado, es común que confundan la letra “b” con la “d”, el número “6” con el “9” y que confundan otros tipos de palabras. Es importante aclarar que esto no es un problema de visión, sino que el cerebro está invirtiendo o modificando la secuencia de la información que recibe de los ojos. La mayor parte de los niños supera este problema antes de los siete años  aproximadamente. Sin embargo, en el caso de los jóvenes disléxicos, los problemas de lectura persisten.

Disgrafía

Se define como dificultad para escribir, como resultado de la dislexia, de una coordinación motora deficiente o de problemas para entender (interpretar) el espacio. La forma de manifestarse depende de la causa. Un informe escrito por un adolescente con disgrafía debido a la dislexia tendrá muchas palabras ilegibles o mal escritas. Por otra parte, la torpeza motora o una deficiencia en la percepción visual y espacial sólo afecta la letra, no la ortografía. 

Discalculia

4 al 6 % de los niños la tiene. Se define como dificultad para hacer cálculos matemáticos. Las matemáticas son un problema para muchos estudiantes, pero la discalculia puede hacer que un adolescente no comprenda incluso conceptos matemáticos básicos.

Trastorno del aprendizaje no visual (TANV)

Se define como los problemas de coordinación, motricidad fina, aprendizaje y socialización, con una importante diferencia entre las capacidades verbales (respetadas) y las no verbales (alteradas).

Trastorno por déficit de atención e hiperactividad

Frente a este tipo de trastornos existen tratados médicos muy completos, y no es objeto aquí profundizar en ellos. Sin embargo, si considero importante dar unos datos claves tanto para padres de familia como para maestros: es uno de los  trastronos de aprendizaje más frecuentes en la edad pediátrica, con una prevalencia mundial del 4-10% y por lo general, el primer paso que es diagnosticar la afección, no puede hacerse con éxito hasta que el niño tenga aproximadamente seis años. Las evaluaciones del TDHA deben ser iniciadas por un médico clínico de atención primaria en el caso de niños que muestran signos de problemas escolares, bajo rendimiento académico, relaciones problemáticas con los profesores, los miembros de la familia y los pares (compañeros) y otros problemas del comportamiento.

10. La discapacidad cognitiva

Está relacionada con una disminución en las habilidades cognitivas e intelectuales. Sin embargo, actualmente, esta discapacidad está asociada con tres aspectos claves: las capacidades, el entorno y el funcionamiento. Las causas pueden ser genéticas, como por ejemplo el síndrome de Down, o ambientales, relacionados con la contaminación, la violencia o la falta de recursos. El estudiante que tiene una discapacidad cognitiva se caracteriza porque la dificultad en el aprendizaje es generalizada y afecta la adquisición de repertorios básicos desde que el niño o la niña son muy pequeños como imitación, percepción, memoria y/o comprensión. La capacidad intelectual está por debajo del promedio esperado para su edad. Requiere de adaptaciones para participar en procesos de aprendizaje en educación regular. La comunicación está alterada en la expresión y/o comprensión. Hay demoras en la aparición del lenguaje, tienen un ritmo más lento y no alcanza el nivel esperado para la edad. Afecta las habilidades de adaptación social como pedir ayuda, trabajar en grupo, expresar emociones. La capacidad intelectual es inferior al promedio, lentitud o menos logros que otros niños de su edad, déficit significativo en la conducta adaptativa como vestirse, o tener autonomía para realizar tareas, entre otros (ICBF, 2007) .

Conclusión

En conclusión y a manera de recomendación, cuando nuestros hijos o estudiantes estén mostrando un bajo desempeño escolar, no emitamos juicios a priori, no nos limitemos a pensar que es un chico perezoso o no lo justifiquemos por un posible trastorno de aprendizaje. Más bien, acompañémoslo de una manera cariñosa pero exigente, observemos con atención su contexto de vida, sus intereses, sus pasiones, creamos en sus necesidades y busquemos en el  momento oportuno las ayudas profesionales que puedan aportar a superar sus dificultades académicas.

Referencias Bibliográficas

  • Correa, M. (2013). Leer una condición para escribir., (pág. 10).
  • Copacabana. Diéguez, I. M. (2010). Trastornos del Aprendizaje. Boletín Pediatría de Asturias, 43-47. ICBF. (2007).
  • Orientaciones pedagógicas para la atención y la promoción de la inclusión de niñas y niños menores de seis años con discapacidad cognitiva. Obtenido de: www.icbf.gov.co/sites/default/files/cartilla-cognitiva-7.pdf .
  • Jackeline, O. R. (2016). La Motivación, Motor del aprendizaje. Rev. Cienc. Salud., 158-160. Mendoza, L. A. (2017). ResearchGate. Obtenido de https://www.researchgate.net/publication/322987928_
  • LA_IMPORTANCIA_DEL_SUENO_EN_EL_APRENDIZAJE_VISOS_DESDE_LA_PERSPECTIVA_DE_LA_NEUROCIENCIA_The_importance_of_sleep_in_learning_From_the_perspective_of_neurocience. Pollitt, E. (1984). Unesco. Obtenido de: http://unesdoc.unesco.org/images/0006/000623/062306so.pdf
  • Sánchez, L. M. (2015). Las emociones como factor que influye en el aprendizaje: estudio de caso. Obtenido de http://200.23.113.51/pdf/31139.pdf Universidad de Finlandia Oriental/T21. (4 de Noviembre de 2015).
  • Tendencias de la Educación. Obtenido de https://www.tendencias21.net/La-empatia-del-maestro-es-clave-para-el-desarrollo-academico-del-alumno_a41438.html

Compartir esta publicación
¿Por qué a mi hijo no le gusta leer?